El titulo va al final

Es una tarde tranquila para un individuo que, al mirar por la ventana, se cuestiona incluso la pura brisa que siente.

Imaginándose tonterías sobre algún futuro o sobre algún pasado. Desde donde está, tiene vista a la cocina, donde vive un cuchillo afilado con el que fantasea un escenario de suicidio: un lugar donde toma la garganta de este infeliz —el señor cuchillo— mientras se baña con su propia sangre.

Como si el tiempo se detuviera, el acero cae lentamente hacia el suelo, y la sangre parece transformarse en flores de distintos colores, cuyas raíces nacen de su herida.

Con el impacto del metal, se escucha un sonido agudo que lo hace despertar en la realidad: las flores se convierten en coágulos, el aire se vuelve pesado, y solo siente una respiración forzada, un mareo intenso y una llegada apresurada de arrepentimiento.

Acostado, analiza el final, pensando en lo que fue la vida y lo que pudo haber sido. Quizás también en el momento en que vengan por su cuerpo, cuando todos, asombrados, se cuestionen el acto que acaban de presenciar.

Tantos ojos lo observan, mirándolo como a un famoso cuyo rostro se recuerda justo antes de que el tiempo se agote. Pero, ¿qué significa el tiempo ahora, si todo parece eterno? Podría incluso levantarse y tomar el café frío que dejó servido… o escribir, como si se tratara de un experimento, lo que siente mientras muere.

Aunque sea algo subjetivo, cada persona moriría de manera distinta. Solo espera que este sueño que lo invade le haga soñar algo hermoso, y no una horrible pesadilla.

Quizás este sueño lo haga soñar por siempre, porque en los sueños solía vivir otras vidas, sintiéndose inmortal. Su sueño siempre fue vivir soñando, aunque a veces, por egoísmo, olvidara a quienes tenía en la realidad.

Tal vez su realidad es otra, y ahora, al ir camino a la muerte, regrese a su verdadera existencia. O quizás esta sea su realidad, y es él quien le está poniendo fin.

Se desespera, porque ahora no quiere morir, aunque puede ser su instinto de supervivencia —ese miedoso— quien le dice que no lo haga. Pero cree que ya es tarde. Esta sangre no volverá a sus venas, estas células no se reconstruirán.

En este corto instante solo queda aceptar que su destino ha sido este.

No queda más que...

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